El estrés y la visión, dos elementos que a primera vista pueden parecer diferenciados, tienen en realidad mucho en común. A continuación, en tu blog amigo de Sanitas Promo Salud, vamos a identificar esta relación.
Pero antes, recuerda que el estrés es negativo para todo. En cualquier ámbito de la vida, puede agravar toda afección, e incluso provocar hipertensión, diabetes y hasta un ictus.
O sea, es un factor de riesgo elevado que, según las últimas investigaciones, también afectará a tu visión. Veamos las causas y consecuencias.
El estrés y la visión, una relación posible
El estrés continuo provoca que segreguemos elevados niveles de cortisol. De esta manera, el impacto en el ojo humano y en el cerebro es muy negativo. Se debe a que provoca desequilibrios en el sistema nervioso autónomo, es decir, el simpático. Pero, además, también produce desregulación vascular. Por tanto, se considera una posible causa de enfermedad del sistema visual, pudiendo provocar neuropatía óptica o glaucoma, por ejemplo.
Perder visión por cualquier motivo, ya sea estrés o problemas en la retina o nervio óptico, provoca problemas en la vida diaria del paciente. Puede ser tan sencillo como leer o contabilizar dinero, que se convierte en una odisea.
Puede ser que la visión se pierda de forma progresiva e irreversible. Es algo que provoca cuadros de estrés, ansiedad y depresión, lo que agrava la situación. Por lo que, aunque el estrés emocional no sea definitivo y no afecte a la función visual física, son factores que repercuten.
Asociados al estrés encontramos estos problemas visuales:
- Mioquimias: tics y temblores involuntarios.
- Fatiga visual: astenopia o estrés visual.
- Blefaritis: inflamación de los párpados.
- Coriorretinopatía serosa central: trastorno visual severo que se desencadena problemas hormonales.
Todas estas afecciones pueden verse gravemente ampliadas por el estrés. Por tanto, es vital poner solución cuanto antes. ¿Has pensado en ponerte en manos del Servicio de Sanitas Psicólogos? Clica aquí y contacta.